
Te voy a contar mi experiencia personal con las pizarras electrónicas, porque llevo un tiempo trabajando con ellas y la verdad es que han cambiado mucho la forma en la que interactuamos en clase o en reuniones.
Cuando empecé a usar una pizarra electrónica, lo que más me sorprendió fue lo fácil que era involucrar a todos. Ya no es solo el profesor hablando, ahora los alumnos pueden acercarse, tocar la pizarra, mover gráficos, escribir, borrar… ¡es muy interactivo! He visto cómo eso cambia la actitud de los estudiantes; de estar pasivos, pasan a estar súper atentos y participando.
Otra cosa que me encanta es la flexibilidad de contenido. Puedo proyectar vídeos, imágenes, gráficos o incluso navegar en Internet sin problemas. Recuerdo una clase de historia en la que estábamos viendo un documental, y los alumnos podían ir pausando el vídeo y hacer anotaciones directamente en la pizarra sobre lo que estaban viendo. ¡Así no se pierde ni un detalle!
Y si hablamos de colaboración, es una pasada. Varias personas pueden interactuar a la vez, lo que hace que en los trabajos en grupo sea mucho más fluido. Ya no se trata de que uno exponga y los demás escuchen, sino que todos pueden aportar en tiempo real. Lo mismo pasa en reuniones de trabajo, donde cada uno puede añadir comentarios o editar presentaciones al instante.
He probado también las pizarras de tinta electrónica y, aunque no son tan «llamativas» como las digitales, tienen lo suyo. Estas funcionan con una tecnología que hace que se vean genial bajo cualquier tipo de luz, incluso a pleno sol, y lo mejor es que apenas gastan energía. Es como tener la pantalla de un libro electrónico gigante, y eso se nota en sitios donde hay que ser más sostenible. Además, la vista no se cansa, lo cual es perfecto si estás mucho tiempo frente a la pizarra.
Por último, no puedo dejar de hablar de las tablas electrónicas, que son como versiones portátiles de las pizarras. Las uso mucho cuando doy talleres o presentaciones fuera del aula. Me permiten tomar notas, dibujar y luego enviar todo por correo o guardarlo sin esfuerzo. Recuerdo una reunión en la que todos estábamos usando estas tablas y al final del día cada uno tenía una copia digital de todo lo que habíamos trabajado. Te ahorras el lío de estar sacando fotos o tomando apuntes a mano.
En resumen, para mí, las pizarras electrónicas y las tablas son herramientas que no solo hacen todo más dinámico y colaborativo, sino que también facilitan el acceso a información y recursos. Si estás buscando algo que de verdad transforme la forma en que das clases o gestionas tus reuniones, estas tecnologías son la clave. Y lo mejor es que no necesitas ser un experto en tecnología para usarlas; son intuitivas y prácticas.